Una de las preferidas de los niños y no tan niños, en la huerta El tomate azul podrás encontrar la calabaza de Halloween.
Su cultivo es de unos 5 o 6 meses tras su plantación en tierra. Y aunque no lo parezca, es ideal para comer.
De carne jugosa y dulce, su intenso color naranja colorea las cremas y los purés y no es necesario echar zanahoria para endulzarlas.
El calabacín amarillo es el hermano exquisito del calabacín verde.
Con un color amarillo, este es uno de los preferidos en la huerta.
Gracias a su piel fina y suave lo puedes comer crudo en ensalada aliñado con sal y aceite.
En crema, dejará una deliciosa textura suave, delicada y muy sabrosa.
Si no lo has probado aún, te recomendamos que vengas a la huerta en verano y lo conozcas. Te enamorará.
Este calabacín es ideal para cocinarlo relleno de más verduras de la huerta.
Fácil de cortar y de carne jugosa, es un producto muy socorrido en comidas familiares. Los puedes utilizar en tamaño individual, o más grandes para compartir.
Te recomendamos que te aventures en el maravilloso mundo del calabacín relleno. Y si es de El tomate azul, mejor aún.
Una gran desconocida para la mayoría de la gente. Las abuelas las conocen porque con esta calabaza se hace el cabello de ángel utilizado en repostería y cocina.
En la huerta de El tomate azul, cultivamos algunas plantas para deleite de nuestros clientes que hacen su propio cabello de ángel.
La calabaza de luufa, es una gran desconocida. Poca gente sabe que su fruto es de donde salen las esponjas de luffa. Más que conocidas en el mundo de la cosmética natural.
Es una planta trepadora, muy alta y que hay que enredar en vallas o similares para que crezca en todo su esplendor.
El fruto es una calabaza alargada, muy fibrosa y porosa, lleno de pepitas negras, que es ideal para el aseo diario. Cuando se moja, queda suave, esponjosa y es muy útil para limpiar y exfoliar la piel de todo el cuerpo
Esta variedad de la familia de las calabazas, es un ćalabacín muy poco visto y que llama muchísimo la atención, ya que parece un ovni o platillo volante.
Los puedes encontrar blancos, naranjas, verdes, incluso rojizos y casi negros.
Su sabor es muy peculiar, ya que recuerda a los purés de castañas.
Su piel es fina cuando el fruto es joven, y se puede cocinar como un calabacín y sin necesidad de pelarlo. Cuando ya está maduro, la piel se vuelve mucho más dura y en este momento es ideal para cocinarlo relleno de verduras de la huerta.