El calabacín amarillo es el hermano exquisito del calabacín verde.
Con un color amarillo, este es uno de los preferidos en la huerta.
Gracias a su piel fina y suave lo puedes comer crudo en ensalada aliñado con sal y aceite.
En crema, dejará una deliciosa textura suave, delicada y muy sabrosa.
Si no lo has probado aún, te recomendamos que vengas a la huerta en verano y lo conozcas. Te enamorará.